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De mineros a productores Modelo Bonanza Emprende cambia vida de mineros artesanales


A 15 Kilómetros del casco urbano de Bonanza, en la comunidad El avión, Vesubio, se ubica la finca Nueva Esperanza, de 15 manzanas de extensión, que incluye una montaña bendecida por Mayaya. Ahí crecen yuca, quequisque, plátanos, toronjas, maíz y ahora cacao y café, dos cultivos nunca vistos en esta zona, y que llevan a esta propiedad, administrada por mineros artesanales, a ser un modelo de producción digno a seguir.

Nueva Esperanza es un proyecto de cultivo de cacao nacido del Modelo Bonanza Emprende, iniciativa de HEMCO Mineros Nicaragua para beneficio de la minería artesanal. Este consiste en crear proyectos distintos a la minería como alternativa de diversificación económica y son liderados por las cooperativas de minería artesanal con el apoyo de la Comisión Municipal de Minería Artesanal (CMMA).

El proyecto es propiedad de la Cooperativa de Producción Minera Vesubio (Copromive) que da lugar al surgimiento de la Cooperativa Agropecuaria Éxito de Vesubio (Coaev), creada exclusivamente para el manejo de la finca y la producción de cacao para tener otra fuente de ingresos distinta a la minería.

Francisco Castillo, vicepresidente de Copromive y socio fundador de Coaev, recuerda el temor de los mineros artesanales al momento de emprender con el proyecto. Pero el miedo desapareció poco a poco y cada capacitación del Modelo Bonanza Emprende les iba dando mayor confianza y seguridad.

“Con las capacitaciones nos convencimos de iniciar otro proyecto que nos garantice, a futuro, ingresos económicos similares a la minería y que sea nuestro ingreso seguro cuando la minería ya no se pueda realizar”, comenta Francisco.

La minería no es eterna

Bajo la visión de que la minería no es para toda la vida, el Modelo Bonanza Emprende gestiona y apoya el proceso de diversificación económica para seis cooperativas de las 19 de minería artesanal que sostienen relaciones comerciales con la empresa.

“Nosotros veníamos pensando sobre qué podíamos hacer, qué más teníamos de valor en la zona porque nos convencimos de que el oro un día se extinguirá. Fue en las capacitaciones que HEMCO prácticamente nos regaló la idea, nos decidimos ponerlo en marcha y dimos ese paso de mineros a productores”, enfatiza Francisco.

HEMCO Mineros Nicaragua brindó toda la capacitación técnica y el acompañamiento necesario, además de establecer relaciones con organismos de importancia como la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, que cuentan con experiencia en la producción, manejo y procesamiento del cacao.

En la finca también se cultiva café como un proyecto pionero que podría poner a Bonanza en el mapa de la producción de café de altura, pero este aún se encuentra en su fase piloto y es una propuesta adicional al cacao, grano por el que este grupo de mineros artesanales apuesta todas sus esperanzas y en el que han invertido tiempo, sudor y arduo esfuerzo.

Desde cero

Luego de tener la idea de negocio, los mineros tuvieron que buscar todo lo que requería esta plantación como la adquisición de propiedades y el cultivo, así como traer e implantar las variedades clonales de las especies a sembrar y sobre todo legalizar la nueva cooperativa, Coaev, nacida de la unión y buena organización de los mineros artesanales de Copromive.

El proyecto iba viento en popa y todo apuntaba al éxito, pero en noviembre del 2020 los huracanes Eta y Iota cambiaron el rumbo. La plantación de cacao casi se borra por completo. Más del 70% de la plantación fue devastada y había que reponerla, además la totalidad del proyecto resultó maltratado por las lluvias y los fuertes vientos. Había que comenzar desde cero.

“Todas las plantas que habíamos sembrado estaban destruidas, pero no dejamos caer el proyecto y empezamos a rescatarla; a los tres meses después del desastre hicimos el proceso de injertación, pero las plantas estaban muy débiles y no resistieron, volvimos a intentar otros tres meses y nada y así hasta los nueve meses después del huracán que sí ya pegaron algunos” recuerda César López, presidente de Coaev.

Casi un año después, por fin, la persistencia, la capacidad y esa mirada enfocada en lograrlo, las nuevas plantaciones dieron paso a la vida y hoy cubren las montañas de la finca, con plantas de cacao, unas más jóvenes que otras, pero juntas auguran un buen negocio para estos nuevos empresarios de cacao de corazón minero.


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