“El Modelo Bonanza ha transformado a Bonanza”

Tiene una apariencia fuerte, pero cuando ríe, todo cambia. Basta una pequeña broma para hacer surgir al hombre chilero, bromista, de respuesta rápida y sobre todo franca. Así es Gary Downs, un costeño orgulloso de su origen, de su familia y de Bonanza, ciudad que considera su país.

Su apellido es como el oro, una veta prodigiosa que ha producido mujeres y hombres de gran valor para el progreso de esta ciudad. La minería la lleva en la sangre, pero también es un mérito propio, ya que cuenta con más de 20 años dedicados al oficio destacándose como una de las personas que más sabe de minería artesanal en Nicaragua.

Hoy, a sus 50 años, el cumiche de los Downs y el cocinero del mejor rondón de la zona, cierra un capítulo largo en su vida y se enrumba a nuevos proyectos personales que tenía detenidos a la espera de un mañana que finalmente ya llegó.

¿Qué es HEMCO para Gary Downs?

Es un referente. Estar en HEMCO es como estar en las grandes ligas. Es una empresa grande, respetada, que aporta a la economía no solo local sino regional. Es una empresa que se ha mantenido estable con la comunidad, el Estado y todos sus grupos de interés. Cuando te identifican como HEMCO te da orgullo porque la reputación de HEMCO es grande y muy bien reconocida.

¿Cómo es despedirse de HEMCO?

Honestamente me siento tranquilo. Esto se debe a proyectos familiares y eso me tiene motivado, me hace sentir cómodo. Además, no es totalmente una despedida porque en HEMCO dejo a personas grandiosas, buenos amigos y un gran equipo y eso también me da nostalgia, pero me siento bien, me siento tranquilo.

¿Qué se lleva de estos 20 años?

Como dijo Gardel “20 años no es nada…”, pero yo sí siento que 20 años pesan. Laboralmente, ha sido la mejor experiencia de mi vida. Ha sido mi universidad, mi aprendizaje de cada día. Estos 20 años no han sido más que aprender todos los días.

¿Cuál fue su mayor reto?

Construir día a día el Modelo Bonanza para la minería artesanal; es, además de lindo, un reto grande. No tenemos un modelo en otros países del cual podamos aprender, así que no podemos compararnos. Esta experiencia de aprender haciendo pasó por momentos tensos, duros, pero fueron necesarios para aprender y desaprender.

¿Qué actitudes personales fueron clave en este tiempo?

Disciplina y constancia, saber que no lo sé todo, hacer las cosas hasta que salgan bien y eso solo funciona cuando te rodeás de personas comprometidas, gente como Antony Sinclair (q.e.p.d.), Juan Lanuza con quien aún comparto, mis hermanos que nunca me han negado su apoyo y mi familia que es mi pilar.

¿Qué aprendió como gerente de Minería Artesanal?

La primera lección es lo que se convirtió en lema: La minería industrial y artesanal pueden y deben trabajar juntas. No hay magia ni ciencia, se trata de encontrar los espacios donde todos pongamos nuestras inquietudes y diferencias y encontrar los puntos en común. Así se marcó el punto de partida de la minería artesanal.

¿Cuál fue el mayor reto del Modelo Bonanza?

Generar confianza en el minero artesanal. Logramos calar fuertemente en la confianza del minero y con inversión marcamos la diferencia. HEMCO apostó a mejorar la tecnología en este sector y a dignificar el trabajo de la minería artesanal. La confianza ha permitido liberar esa presión causada en el pasado.

¿Cómo se ve el aporte del Modelo Bonanza?

En la transformación de Bonanza, somos testigos de eso. En la última década, se ha transformado mucho y tiene que ver con la economía que ha generado en el pueblo el Modelo Bonanza porque su motor es la minería artesanal. Esta minería ha impreso una dinámica económica importante al pueblo y hoy es lindo ver a tantas familias que a través de este Modelo han logrado la estabilidad económica.

¿Qué recomendación daría a su sucesor?

Comunicación oportuna y atención a los problemas a tiempo. En este negocio hay cosas que pueden parecer simples, pero si no se atienden en el momento que surgen puede volverse una situación grave. También es importante una relación constante con los mineros para mantener una buena armonía.